Aquí se puede sugerir un experimento semántico. He realizado este
experimento repetidamente conmigo y con otros, con resultados invariablemente
similares. Imagine que estamos teniendo una discusión familiar pero
seria con alguien, y que decidimos investigar los significados de las palabras.
Para este experimento especial, no es necesario ser muy exigente, como esto
complicaría enormemente y innecesariamente el experimento. Es útil
tener un papel y un lápiz para guardar nota del progreso.
Empezamos preguntando el 'significado' de cada palabra proferida, quedando
satisfecho en esto con las definiciones más imprecisas; entonces
preguntamos el 'significado' de las palabras utilizadas en las definiciones,
y este proceso normalmente continua nada más de diez a quince minutos,
hasta que la víctima empiece a hablar en círculos—como, por ejemplo,
definir 'espacio' por 'longitud' y 'longitud' por 'espacio'.
Cuando llegamos a esta fase, hemos alcanzado habitualmente los términos
no-definidos de un individuo dado. Si insistimos más alla para
definiciones, no importa lo suave que lo hacemos, un hecho más
interesante ocurre. Después de poco tiempo, señales de
perturbaciones afectivas aparecen. A menudo la cara se pone colorada;
hay una inquietud corporal; sudor aparece—síntomas bastante similares
a los de un colegial que se ha olvidado de su lección que él
'sí la sabe pero no la puede decir'. Si la persona es capaz de
auto-observación, ella invariablemente señala que siente una
presión afectiva interior, conectada quizás con el afflujo de
sangre al cerebro y probablemente mejor expresada con palabras tales como
'lo que él "sabe" pero no puede decir', o algo así. Aquí
hemos alcanzado el fondo y la fundación de todos los significados
no-elementalistas—los significados de términos no-definidos que
'sabemos' de algún modo, pero no podemos decir. De hecho, hemos
alcanzado el nivel in-decible.
Alfred Korzybski,