Semántica General y Psicoterapia

O. R. Bontrager (traducido por Ramiro Alvarez Fernandez)

Copyright © IGS, 1998. El IGS ha dado permiso para utilizar este artículo exclusivamente en formato electrónico, parcialmente o en su totalidad, a cualquier persona o institución con fines educativos, siempre y cuando no se reciba pago alguno a cambio.

El artículo original "General Semantics and Psychotherapy" fue publicado por O.R. BONTRAGER en el Boletín de Semántica General 28-29, 12-25, 1962. Una versión condensada había sido presentada el 15 de febrero de 1962 ante el equipo profesial del Veterans´Adminstration Hospital (Psiquiatría), Ptittsburgh, Pennsilvania - U.S.A.

Una traducción de este artículo, de Jacques DAUTA y Sylvie WEIL, apareció en el boletín de la Asociación Francesa de Semántica General. La presente revisión fue totalmente revisada por Jacques DAUTA.

El texto, había sido escrito por O.R. BONTRAGER en un contexto muy diferente al de la época actual: investigaciones renovadas y luchas entre tendencias y dogmas en psiquiatría, guerra fría en el mundo. Sin embargo, numerosos pasajes guardan una actualidad sorprendente. Y además, este texto es el testimonio de una actividad profesional en psiquiatría, asentado en la práctica de la semántica general, lo que resulta más bien raro de este lado del Atlántico. (JD)


Cuando el Doctor KOST me pidió que tomara la palabra ante del equipo de vuestro hospital, me sentí muy feliz por la oportunidad que se me había ofrecido de retomar con él y algunos de sus colaboradores, las muy agradables relaciones entabladas un año antes. Sin embargo, no sería completamente sincero si no confesara mi sentimiento de imperfección tratando de comunicaros, durante la hora que va a seguir, una visión muy aproximada de mi manera de abordar la psicoterapia.

El Doctor KELLY[1], de la Universidad de Ohio, escribía recientemente que "los procesos de un individuo estaban psicológicamente canalizados por el modo de anticipar los acontecimientos". Como corolario, concluyó que "anticipamos los acontecimientos futuros construyendo copias"[1]. En el transcurso de los años, yo descubrí que la palabra semántica, que figura en el título de estas notas, suscitaba entre algunas personas de cualquier auditorio, expectativas que no concordaban con lo que venía luego. Es una costumbre que nos resulta común a todos la de engancharnos a los acontecimientos cuando los acontecimientos se desarrollan sin ajustarse a nuestras expectativas. Sobre este punto, sólo puedo decir que no soy responsable de las expectativas de ningún otro, salvo de las mías propias.

Semántica es una vieja palabra, respetada, que se extendió progresivamente por el mundo del texto impreso y, ahora, el común de los mortales entiende vagamente que la semántica tiene algo que ver con las palabras. Algunas personas consideran que la semántica tiene una relación muy estrecha con lo que nosotros etiquetamos como prácticas deshonestas, diplomacia (en la cual no confían muchas personas hoy en día), o, simplemente, falsa propaganda. Cuando tales personas oyen a alguien hablar de Semántica General, es probables que dejen caer completamente el término general. En la medida que le prestan atención, su reacción suele ser: "Algunas palabras de sobra a propósito de las palabras", o, tal vez, estén dispuestos a escuchar un discurso más 'general' sobre las palabras.

Yo tendría muy poco que decir sobre la semántica, o sobre las palabras tomadas como tales. Las consideraciones sobre las palabras, los 'significados' de las palabras, etc., se los dejo a los filólogos que lo tienen como territorio propio.

Al hacer las notas que siguen a continuación, supondré, sin embargo, que el oyente puede diferenciar entre la Semántica, disciplina vieja y respetada, que entra en el marco de la filología, y la más reciente Semántica General de KORZYBSKI. Mejor que tomar vuestro tiempo para hablaros de lo que 'es' la semántica general, cuento con mostraros cómo utilizo este sistema de evaluación en mi trabajo.

Al entrar en un territorio que puede que no le resulte familiar a algunos de vosotros, soy plenamente consciente, como muchos de vosotros, del estado de confusión que reina entre los que están enrolados en el territorio de la psicoterapia. En un volumen titulado Progreso en psicoterapia[2], que resume los artículos presentados en un simposio de la Asociación Americana de Psiquiatría en 1955, figuran las declaraciones siguientes:

La psiquiatría tiene una gran necesidad de comprensión clara y racional del proceso de cura… Hipótesis tenemos… pero ninguna ha alcanzado jamás un grado de validación suficiente para que sea aceptada por el conjunto del cuerpo médico, como teoría bien establecida (WHITEHORN, p. 62)

La psicoterapia tiene muchas más variantes que el psicoanálisis; lo que pertenece a la psicoterapia, y lo que no le pertenece, es incluso menos claro que lo que es o no es el psicoanálisis... Ha llegado el momento de buscar no ya las diferencias, sino las similitudes, y de formular denominaciones comunes en el seno del asombroso escaparate de métodos y de técnicas diferentes (HOCH, p. 72-73).

Es el descontento lo que me impulsa a abordar estos problemas. Hace pocos años aún (aunque me parece un largo período en mi vida de psicoanalista), yo alimentaba la expectativa reconfortante de que acrecentar la 'sofisticación' y la experiencia analítica aumentaría el porcentaje de éxitos terapéuticos… Contra mi voluntad, confieso que esta esperanza no se ha llegado a realizar en absoluto (p.87). Tolero mal que se aborde el problema por espíritu de propaganda, desde cualquier punto de vista que sea. Tenemos el defecto de estar por o contra algo en este terreno. No tenemos derecho más que a la actitud de la más absoluta humildad: humildad para expresar que no sabemos aún casi nada sobre muchos elementos importantes, ya sea en los procesos neuróticos o en los procesos de psicoterapia (KUBIE, p. 101).

Hoy, la psicoterapia está casi en el mismo desorden que hace 200 años (p. 108). En esta etapa, parece que rivalizamos unos con otros para alcanzar un cierto trono teórico, olvidando, a menudo, que este trono es tan inestable como una silla de tres patas. (ZILBOORG, p. 110)

La situación de la psicología ofrece a mis colegas psicólogos o a mí mismo pocas razones para sentirnos satisfechos, como el profesor KRECH lo ha señalado de manera tan crítica.

El 'psicólogo perfecto' es una especia de broma, un agradable sueño despierto de experto sin existencia. Existen psicólogos del aprendizaje, psicólogos de la percepción, psicólogos de la motivación, y hay tantas clases de psicólogos como maneras de clasificar las cualidades psicológicas. Esto es ya verdadero para aquellos de entre nosotros que son empíricos y, a la fuerza, están limitados a problemas definidos de forma más clara; pero es también cierto para los que sistematizan y operan a niveles cósmicos. En correspondencia con cada manera concebible de clasificar los datos psicológicos, hemos levantado teorías, sistemas y aproximaciones ante todo separadas e independientes; pero no tenemos un conjunto simple y unificado de principios y leyes que englobe a toda la psicología. Si uno de nosotros aspirara al papel de 'psicólogo perfecto', y se pusiera a escribir un tratado teórico serio que recubriera el conjunto de lo que se refiere al comportamiento, su producción contendría muchas características del delirio confusional del hebefrénico, según una expresión sugerida por Gardner MURPHY. Para discutir un espécimen de comportamiento, tendría que recurrir a los 'principios del aprendizaje', para otra clase, a los 'principios de la percepción', para un tercero, debería apelar a los 'principios de la motivación', etc. Y lo bien o lo mal fundamentado de cualquiera de estos grupos de 'principios' no dependería de lo bien o lo mal fundamentado de cualquier otro grupo. La obra de nuestro así denominado 'psicólogo perfecto' pondría en tela de juicio, esencialmente, a tres clases diferentes de organismos (de las que no existe realmente ninguno, estoy dispuesto a mantener). Eso sería así, pues nuestro candidato mítico descubriría que, tradicionalmente, muchos psicólogos han contestado a la pregunta: "¿Cuáles son las categorías de datos psicológicos?" creando tres categorías "de base": datos adquiridos, datos de percepción, datos de motivación – cada uno con su propio conjunto de principios y leyes independientes. Se percataría de que muchos de nuestros experimentadores y de nuestros teóricos se preocupan por los APRENDIZAJES no-perceptivos, no-motivados; por las PERCEPCIONES no-adquiridas, no motivadas, por las MOTIVACIONES no-perceptivas, no-adquiridas. El 'psicólogo perfecto' buscaría en vano un conjunto de términos descriptivos que le permitieran precisamente encontrar la naturaleza de un lote unitario de principios universales[3].

En 1962, mientras que la mitad de nuestras camas hospitalarias están ocupadas por enfermos mentales, mientras que se puede predecir que una persona de cada diez encontradas en la calle, será confiada a un hospital psiquiátrico y cuando, desde todas partes, ojos ansiosos se vuelven hacia los cielos aguardando el horrible relámpago que nos reduzca a todos a átomos, serios interrogantes vienen a plantearse: ¿cómo hemos llegado a esto? Un gran número de voces responden, aunque con mucha menos seguridad de lo que lo hacían cuando yo comenzaba en la carrera de enseñante. En aquel momento, hace ya 45 años, estaba completamente seguro de que el conocimiento era algo que existía desde hacía mucho y podía ser transmitido por autoridad. Después de haber llevado a cabo un cierto número de años en instituciones depositarias del conocimiento, yo tenía el sentimiento de estar en posesión de este conocimiento, con toda seguridad. Tenía, igualmente, la absoluta certeza de que, tras haber adquirido ciertas técnicas para transmitir el conocimiento, podría hacerlo. Cuando era joven, desde el momento en que un principiante poseía el prestigioso conocimiento, yo estaba firmemente convencido de que había infundido en él todo lo que iba a ser verdad en este mundo. Hoy no estoy tan seguro de eso. Cuando escuchamos las discusiones y las prescripciones aprendidas, recuerdo que KORZYBSKI tenía la costumbre de contar una historia originaria de la Resistencia europea, en los tiempos de HITLER:

En un departamento del ferrocarril, una abuela y su joven y atractiva nieta, un oficial rumano y un oficial nazi son los únicos viajeros. El tren pasa por un túnel oscuro y se oye un beso ruidoso y un bofetón vigoroso. El tren sale del túnel, nadie dice una palabra, pero la abuela se dice a sí misma: “Que estupenda muchacha he educado, sabe defenderse bien”. La chica se dice: “Oh, mi abuela tiene edad bastante para no escandalizarse por un besito. Por otra parte, estos compañeros son encantadores. Estoy asombrada de que mi abuela tenga la mano tan ligera”. El oficial nazi medita: “Estos rumanos son maliciosos. Roban un beso y dejan que otro ocupe su puesto”. El oficial rumano se ríe para su coleto: “Qué astuto soy. Besé mi propia mano y le di un sopapo al nazi”[4].

Aquí, evidentemente, encontramos las diferencias en la percepción de un acontecimiento. Estas diferencias son tan importantes, de hecho, que bien podríamos preguntarnos: “¿De dónde viene lo que vemos, oímos, percibimos, etc.?”

Yo enseñé durante años antes de recibir el impacto pleno de esta pregunta. Una vez que la realicé, no he dejado de asombrarme nunca de lo que yo, mis pacientes y mis familiares veían mientras nosotros faltábamos a nuestras tareas diarias.

A partir del momento en que empecé a malograr a los hijos de mis semejantes, muchos años transcurrieron antes de que me midiera, por primera vez en la vida, con el problema: “¿Qué es lo que trato de hacer exactamente con estos seres humanos?” Es una cuestión de peso, y os sugiero que os la planteéis; no la responderéis con facilidad. Yo alego que a menos que se tenga una respuesta bien clara a esta pregunta, no soy una persona segura, a la que se pueda confiar la educación de un ser humano.

A lo largo de los años, les planteé esta pregunta a varias promociones de enseñantes y a futuros enseñantes. Debo confesar que las respuestas que obtuve son a menudo verdaderamente asombrosas. La gran mayoría de las personas a las que les preguntaba no sabían con mucha claridad lo que trataban de hacer; muchos decían: “Intento que estos niños aprendan a leer o, intento que aprendan historia, etc.” Incluso obtuve algunas réplicas del género de: “¿De qué otra manera quiere usted que me gane la vida?”

Sin estudiar la cuestión más a fondo, les indicaría, de la manera más sencilla, mi respuesta a esta pregunta. Hace un cuarto de siglo, encontré que la tarea de un profesor era ayudar a los que entran en contacto con él a establecer en sí mismos, en cada instante, relaciones que se corresponden con las relaciones siempre cambiantes de su medio de vida.

Este punto de vista no es mío propio: viene de la definición de la vida de Herbert SPENCER, publicado por primera verz en 1885, en sus Principios de Psicología; escribió: “La vida es la combinación definida de cambios heterogéneos, a la vez simultáneos y sucesivos, en correspondencia con las co-existencias y los encadenamientos exteriores”[5].

La definición de SPENCER se aplica a todas las formas vivas. Si examinamos una ameba al microscopio, o una célula viva del cerebro humano, observamos que, sin cesar, están sometidas a cambios. Células sin reposo, como las llama GERARD[6]. Si una ameba entra en contacto con una sustancia en el medio líquido donde vive, su interior se transforma inmediatamente para adaptarse al medio modificado que ha encontrado. Forma una ‘boca’ alrededor la sustancia y la ingiere. A menos que cambie constantemente de esta manera, no puede sobrevivir; si no se modifica, está muerta.

Las acciones de un organismo y sus interacciones con su medio proceden de sus estados internos. La vida se convierte en un asunto de interacciones. No se perpetúa en el vacío. En última instancia, en la educación, lo que me concierne, son las acciones y las interacciones del alumno, porque, en un último análisis, lo que mi vecino hace, me afecta a su vez; lo que él hace nos afecta a todos, incluido él mismo. Si sus estados interiores, y las acciones que de él fluyen, no están en armonía con todo su entorno, está perturbado; bien podría suceder que todos nosotros estuviéramos perturbados.

En el transcurso de los años, se me hizo cada vez más evidente que los individuos que venían a mí en un marco clínico, revelaban índices de estados internos que no estaban en armonía con los medios totales en los que vivían. Muchos de estos individuos eran estudiantes en nuestros sistemas educativos; ya habían sido ‘educados’ de diferentes maneras. De hecho, lo que habían aprendido facilitaba la formación de estados internos que no estaban de acuerdo con los acontecimientos del medio donde estaban inmersos. Sus acciones e interacciones con el conjunto de sus medios eran de una naturaleza tal que se dañaban a sí mismos y dañaban a los otros. Progresivamente, la noción del carácter benéfico del sufrimiento, reconocido por algunos después de mucho tiempo, me vino al ánimo. Definí el sufrimiento como un estado interior que, prácticamente, dice a un organismo: “Tus acciones te han arrojado fuera del equilibrio con el medio total en el que vives. Cuando tus acciones estén en armonía con tu medio, no sufrirás, no dañarás a los otros y, a su vez, ellos no te dañarán a ti de nuevo”.

Se me hizo cada vez más claro que mi papel de psicoterapeuta debía estar unido a mi papel de profesor. Así pues, dejadme repetir: desde mi punto de vista, mi tarea en el medio clínico es facilitar, en el cliente, la formación de estados internos que le induzcan a comportarse de acuerdo con el mundo en el que vive.

Este punto de vista conduce inmediatamente a algunas preguntas, que vienen al pensamiento de muchos de vosotros. Permitidme sugerir algunas:

  1. ¿Podemos nosotros establecer la naturaleza –las características- del medio humano? ¿Qué es lo que constituye, en definitiva, el medio HUMANO? ¿El medio HUMANO es el mismo que el de una ameba o el de Lulú[2]? A menos que se estimen correctamente las características del medio en el que vive el HOMBRE Fernández[3], ¿cómo podríamos facilitar la formación de estados interiores subjetivos apropiados para accionar en el cliente acciones que estén de acuerdo con su medio? Acepto el dinamismo que llamamos universo. Eso no quiere decir que acepte los puntos de vista personales de cualquiera y de todos sobre el universo. La ciencia nos proporciona en 1962 una visión del universo que nos procura un máximo de posibilidades de predicción. Yo me apoyo en la premisa de Francis BACON, enunciada hace muchos años: Quien quiera dominar a la Naturaleza, debe obedecerla. Voy más lejos, yo postulo que la naturaleza no conoce a mi cliente. El cliente debe comprender la naturaleza, incluido él, pues él forma parte de esta naturaleza. Es necesario que comprenda los enigmas a los que la Esfinge lo enfrenta cada día.
  2. ¿Podemos determinar la naturaleza del organismo HUMANO? ¿La naturaleza -la ESTRUCTURA— de un organismo humano nos da razones para suponer que se pueden realizar cambios fundamentales en las formas adquiridas de relaciones con el universo? ¿Nos permite la estructura del organismo humano establecer la hipótesis de que un paciente puede realizar las acciones necesarias para su conservación en armonía con el conjunto de su medio?
  3. A partir de nuestro conocimiento de la naturaleza del medio HUMANO y de la naturaleza del organismo HUMANO, ¿podemos determinar la naturaleza de las acciones e interacciones HUMANAS con el medio, que supongan la plenitud de vida para el cliente? ¿Toda vida consiste en mantener una relación, en transformación continua entre los estados internos y las condiciones externas (el medio)? Sin embargo, la vida, en todos los niveles de organización biológica, es única. La generalización que predice y describe los determinismos que asegurarán el ajuste de los estados internos a los estados externos de una ameba o al de Lulú, no describirá correctamente los determinismos correspondientes para el organismo HUMANO. ¿Podemos precisar qué son estos determinismos para el grupo HUMANO? Creo que sí.

Si consideramos el largo camino evolutivo que va de la ameba a la humanidad, algunas generalizaciones frecuentemente admitidas podrían ser útiles respecto al punto en el que nos encontramos. Según Geroge Gaylor SIMPSON, uno de los paleontólogos más autorizados del mundo, los fósiles más antiguos, catalogados de manera precisa, tienen una antigüedad de al menos mil millones de años. Sin contar en detalle la historia que él narra maravillosamente en The meaning of Evolution[7] basta decir que en un momento dado, surgió una única especie viva. Con la aparición de esta especie, tuvo lugar una deceleración en la modificación biológica y una aceleración de las modificaciones psicológicas. Quizás fuera más exacto decir que con la aparición del hombre, su verdadera existencia vino a depender más de los cambios que realizaba por medios psicológicos que por los cambios biológicos de su estructura. Por primera vez, dice DOBZHANSKY, “los genes humanos consiguieron lo que ningún otro gen había logrado hacer; han formado la base biológica de una cultura supraorgánica, que resulta ser el método más eficaz de adaptación al medio jamás logrado por una especie"[8].

¿Qué podemos decir de este nuevo tipo de vida que ha tomado el ascendiente sobre todas las demás formas vivas? Para comenzar, el hombre crea; los animales, no, salvo en una medida muy estrecha. Desde hace mucho tiempo, el hombre, imitando, al principio por azar, los procesos de la naturaleza, ha creado numerosas formas nuevas a partir de especies salvajes existentes. Ha creado nuevas variedades de frutos y de cereales, y nuevas razas de animales. Inventó usos para el fuego, lo que ningún animal había hecho nunca. Inventó la rueda, que no existía en el continente del Oeste cuando los Indios “encontraron a COLÓN en la playa”. Según V.. Gordon CHILDE, el hombre se hace a sí mismo[9]. Mejor aún, las acciones que él realiza y sus interacciones con el medio permiten vivir a las generaciones por llegar. De hecho, la generación que nazca hoy no podría sobrevivir si algunas generaciones precedentes no hubieran modificado en pequeña medida su medio[10]. No se puede decir lo mismo a propósito de ninguna otra forma viva. En tanto que los medios del hombre para nutrirse fueron los mismos que los de los animales, los hombres continuaron peleando como perros alrededor de un hueso. En nuestro días, toda tentativa de vivir como un animal terminaría pronto en catástrofe para todos nosotros. Sin el recurso de los frutos de la creación humana –empleo del fuego, de los cereales producidos artificialmente, de remedios, vestidos, herramientas, la rueda, etc.- todos los hombres, excepto una pequeña parte, morirían: sería asunto de unos pocos días. Alego, sin embargo, que los sistemas de psicoterapia, que postulan la agresividad o la hostilidad entre los principales mecanismos de la conducta humana, ignoran el hecho patente de nuestra pertenencia a una clase de vida donde la verdadera existencia depende de la cooperación, incluso con las generaciones hace mucho tiempo extinguidas. El hombre no puede existir solo. Ninguno de nosotros posee toda la información necesaria para conservar el edificio en el que nos encontramos, y mantener en funcionamiento todas las comodidades que aquí están alojadas. Nadie aquí podría procurarse exclusivamente con su esfuerzo el alimento de su próxima comida.

Me repito. Si la psicoterapia debe comprometerse en facilitar la adecuación de los estados internos y de las condiciones exteriores, entonces no puede basarse en la premisa biológica de que la función natural de supervivencia en el grupo humano está asegurada por la hostilidad. No hay, que yo sepa, en genética moderna, descubrimiento que señale la herencia de las tendencias hostiles. Todo lo que heredamos es una estructura capaz de manifestar hostilidad como respuesta a los choques del medio. La misma estructura, en condiciones de medio distintas, mostraría un comportamiento no-agresivo, cooperativo, como Ruth BENEDICT demuestra tan bien en Patterns of culture. Para citar una vez más a DOBZHANSKY: “Dado que la organización social puede aumentar la adaptación biológica de la especie, se puede esperar de la selección natural que favorezca una conducta de cooperación”.

Brock CHISHOLM, en Prescriptions for Survival[11] demuestra claramente que hemos superado después de quince años el momento en el que la conducta agresiva ha dejado de ser una táctica de supervivencia. Hemos alcanzado, seguramente, en psicoterapia, el punto en el que podemos unir nuestras voces a las de los indios Hopis, las de los Menonitas y los Cuáqueros: reconocemos que los tipos de conducta que llevan a nuestra destrucción cierta a todos, ya no pueden ser considerados razonablemente como conducta ‘normal’ del grupo HUMANO en 1962.

Otros han escrito sobre la conciencia que el hombre tiene de su soledad y han señalado que, por razones psicológicas, no puede hacer frente a este estado de cosas. Estoy de acuerdo con este punto de vista, pero voy aún más lejos. Si se deja de lado toda consideración psicológica, los hechos muestran que los HOMBRES, en tanto que organismos biológicos no pueden sobrevivir solos. La evolución terminó por engendrar una clase de organismos que no pueden sobrevivir a menos de actuar solidariamente. El mayor castigo para un humano es estar aislado de sus semejantes. El prisionero en secreto sufre no porque le falte el pan, sino porque está cercenado de sus compañeros. Separado de los demás hombres, el hombre moderno no puede servirse a sí mismo del conocimiento y de los medios mecánicos para autoabastecerse de alimento con sus propias manos desnudas. La sabiduría del cuerpo, vivida como sufrimiento durante el aislamiento, le advierte de que la muerte será inevitable si su aislamiento tiene que persistir. Nosotros estamos advertidos, sin error posible, de que la naturaleza del organismo humano, este último desarrollo del largo proceso de la evolución, encuentra su hilo conductor en esto: el hombre no puede existir solo.

Permitidme una vuelta atrás: consideremos lo que constituye el medio HUMANO. Nosotros compartimos con todas las demás formas vivas un mismo universo hasta cierto punto. EINSTEIN postuló que este universo podía ser descrito como proceso dinámico. Matemáticamente, no puede ser descrito más que en una terminología de cuatro dimensiones: espacio-tiempo. Si suprimimos el guión de la expresión “espacio-tiempo”, suprimimos la teoría de EINSTEIN. Esto significa que nada permanece jamás allí donde estaba. Eso significa que, en el universo, nada puede ser predicho sin que se considere en qué momento. En el universo, no podemos establecer identidades, cada cosa está unida a cada otra cosa; los matemáticos hablan a este propósito del principio de indeterminación. En el universo, no encontramos cualidad: ni rugosidad, ni dulzura ni calor. El universo es fundamentalmente desconocido.

El medio que he descrito hasta aquí, lo compartimos con todos los organismo: luz solar, aire, suelo, agua, factores climáticos variados, y un número indeterminados de otros factores físicos tales como campos de gravitación, energías radiantes, etc.

Pero, en el seno de la vida, el grupo humano debe darse cuenta de otros factores del medio, y esos factores no afectan a todos los demás grupos. El medio lingüístico, creación única del hombre, se convierte en un factor de importancia primordial en el desarrollo de nuestras vidas cotidianas. Un titular de primera plana anunciando la última acción de KRUCHTCHEV afecta a los estados de ánimo de los hombres por todo el mundo. “Te amo”, susurrado a una mujer, basta para hacer que se vuelva. Sin el lenguaje, no podríamos tratar los asuntos humanos para asegurarnos nuestra supervivencia.

Y, sin embargo, según las palabras de Charles SEHRRINGTON, el lenguaje se revela como un arma de doble filo: “Pensáis que la naturaleza es inteligente, e incluso sabia. ¿La concebís desprovista de razón, un puro mecanismo? Sin embargo, ella ha terminado por haceros, a vosotros y a vuestra razón. Si pensáis un poco, vosotros y vuestra razón podéis saber esto; vosotros, la única cosa capaz de razonamiento en el mundo y, en consecuencia, la única cosa loca”[12].

Recapitulo. Además de sistemas dinámicos de relaciones, fenómenos electromagnéticos y fisico-químicos con los que las acciones de los animales deben armonizarse, las operaciones de los organismos HUMANOS deben concordar con factores del medio que han sido creados por los mismos humanos. Estamos aquí en una región hullera. Durante millones de años, el carbón que se encuentra a nuestros pies no ha tenido apenas importancia para los habitantes del bosque. Durante el proceso de evolución, los sistemas dinámicos que solemos llamar “naturaleza” han cambiado lentamente. Las formas vivas han atravesado períodos de desarrollo lento, produciendo, por la acción del medio y los procesos de selección natural, estructuras que fueron capaces de adaptarse a su biotipo. Pero la llegada del hombre ha hecho aparecer una nueva dimensión del medio – una nueva serie de relaciones siempre cambiantes, a las que debemos adaptar continuamente nuestras acciones cotidianas, bajo pena de morir. El hombre se ha apoderado del carbón y lo ha utilizado junto con nuevos procesos que ha creado y de los que depende toda su existencia. El hombre ha agotado los bosques de Pennsylvania, y nosotros nos vemos obligados a contar con los bosques de Canadá o de Oregón (así como con los seres HUMANOS que se encuentran allí) para obtener de ellos los materiales de construcción de viviendas.

El hombre extrajo minerales de la tierra y construyó vías férreas, aviones, sistemas de comunicación que unen a los hombres entre ellos a través del globo. Casi agotó la reserva de minera, en otro tiempo considerada “ilimitada” de la región de Mésabi, y ahora, forzosamente, su industria depende de las montañas de Venezuela y de los hombres que allí viven. Los minerales no se extraen ni se transportan a sí mismos. Gracias a los minerales que extrae de la tierra, el hombre transforma sin cesar las condiciones del medio a las que debe efectuar continuamente las adaptaciones adecuadas. Finalmente, fabricó cohetes con los que se puede destruir a sí mismo –logro del que nunca ha sido capaz el animal.

En oposición con los medios antiguos, ‘naturales’, evolucionistas, ‘biológicos’, los cambios se producen en el seno de los medios creados por el hombre a una marcha asombrosa. El cambio tiene lugar en progresión geométrica. Es un cambio producido por los organismos HUMANOS. Llegamos al punto de la evolución donde la educación, psicoterapia (RE-educación) incluso, es nuestra tarea principal. EBY, uno de los especialistas más penetrantes de las ciencias sociales en el momento actual, da una definición del hombre educado en términos adaptados a la dimensión humana de la vida. El hombre educado es “alguien que sabe ver las consecuencias de sus actos en sus relaciones consideradas en su totalidad. Las relaciones más significativas para la conducta humana son las relaciones con otros pueblos, y así pues, en el estado actual de las comunicaciones a escala mundial, con todos los pueblos. El aislacionista, (sea en la familia, la iglesia o el estado) no es un hombre educado, por instruido que pueda ser. Querámoslo o no, formamos parte del mundo y la historia mundial enseña que nuestra supervivencia depende del mantenimiento de buenas relaciones con este mundo, en relaciones honorables y, de esta manera, mutuamente ventajosas"[13].

El hombre ha entrado de pronto en una era donde sus impulsos egocéntricos, hedonistas, no son guías seguras para prolongar su existencia. El período de cambio inducido por el hombre ha llegado. La tierra se ha estrechado. Los pueblos del corazón de África que nosotros considerábamos habitantes salvajes de lejanas selvas vírgenes, están ahora a nuestro alcance. Los individuos infantiles que KORZYBSKI caracterizaba como “buscando todo el placer de los ‘sentidos’, y sin informarse nunca del sufrimiento de los demás ni de las consecuencias para ellos mismos en el porvenir”, esos hombres no pueden adaptarse en un mundo constreñido donde cada uno de nosotros está unido a los demás.

Desde 1933, KORZYBSKI ha formulado muy claramente la naturaleza de las adaptaciones que debemos realizar hoy si queremos permanecer interiormente en correspondencia con el medio HUMANO en el que vivimos todos. La afirmación siguiente de Science and Sanity[14] se opone, por sus implicaciones, a las premisas subyacentes de las psicologías hedonistas que forman el fundamento de la mayor parte de las psicoterapias en 1962: “Cuanto más viene el niño en contacto con la ‘realidad’, más aprende, y en el niño ‘normal’ el ‘principio del placer’ establecido como método de adaptación al estado infantil, cede lentamente su lugar al ‘principio de la realidad’ que se convierte así en el método semántico de adaptación del adulto formado”.

KORZYBSKI entendió que el par ‘sistema-función’ de FREUD debía ser reformulado. Con esta finalidad, reclamó especialmente que se tuviera en cuenta un ”inconsciente ‘dinámico’ activo”, lo que elimina el determinismo demonológico implícito en los viejos sistemas de psicoterapia. En 1962, un ‘inconsciente’ demonológico y estático no tiene más sentido que el que tendría un ‘consciente’ estático. Toda ciencia postula hoy que nada es estático en el universo.

Sobre la base de mi experiencia personal, quisiera ir más lejos, y decir solamente que se aproxima veloz el tiempo en el que las nociones de ‘inconsciente’ independiente serán relegadas al reino de los mitos. Desarrollaré las bases teóricas con más detalle en un trabajo que estoy preparando. Básteme decir aquí que encuentro mucho más fructífero, y con distancia, examinar lo que un paciente hace con su ‘consciente’ que penetrar en el imperio de un ‘inconsciente’ mítico. Mi experiencia corrobora las conclusiones de MOWRER[15] y de otros autores, pues, en lo que yo conozco, continúo mostrando cómo estas conclusiones encuentran su sentido enbases neurológicas y con relación a procesos evolucionistas.

Siguiendo un principio psico-biológico, el tipo de comportamiento que podemos esperar en un organismo, depende de la estructura de este organismo. La estructura de una ameba limita su comportamiento a un pequeño número de movimientos, con relación a los del hombre. ¿La estructura humana nos proporciona una razón para suponer que un paciente puede cumplir las operaciones necesarias para mantenerse a sí mismo en un complejo dinámico que relaciones movedizas? Creo que podemos responder sí con confianza. Sólo tengo tiempo aquí para examinar rápidamente los datos referidos a la estructura y a la función del sistema nervioso humano. A este respecto, comprometo al lector a estudiar las investigaciones fundamentales de George E. COGHILL, C. Judson HERRICK, C.M. CHILD, C.S. SHERRINGTON, Russell MEYERS[16]. El trabajo de HERRICK –The evolution of human nature[17] - en el que levanta balance fructífero de su larga existencia, proporciona una biografía más extensa.

El elefante tiene un cerebro mayor que el del hombre. Su gran cerebro es necesario para la integración funcional de la masa de su cuerpo, en lo tocante principalmente a las funciones de locomoción, de reproducción, de respiración y de digestión. Sin embargo, en relación al peso del cuerpo, el cerebro humano sobrepasa con mucho al del elefante. En el hombre como en el elefante, una parte del cerebro integra las funciones animales, biológicas. Pero el hombre posee tejido para ahorrar el excedente de lo que se necesita en una vida vegetativa, animal. Voy a enumerar brevemente alguna de las características estructurales destacables del cerebro humano y el comportamiento correlativo que esta estructura hace posible.

Ante todo, el sistema nervioso humano es, entre las estructuras conocidas, la más compleja. Esta estructura cumple (por utilizar la terminología de HERRICK) funciones analíticas y de integración. Los analizadores reaccionan a un fantástico haz de cambios energéticos del medio, dando así a los hombres la posibilidad de una activación diferencial sin igual en el mundo orgánico. Por ejemplo, los receptores táctiles de la piel son sensibles a estímulos mecánicos que van desde un contacto único a más de 1.500 contactos por segundos. El oído distingue vibraciones sobre una escala de alrededor de 9 octavas, es decir de 30 a 20.000 vibraciones por segundo. El ojo contiene él sólo más de 100 millones de fotorreceptores, lo que significa que el ojo puede existir en 2 elevado a 100 millones de estados diferentes. El córtex humano encierra alrededor de 10.000 millones de células nerviosas. El número de circuitos diferentes que son posibles en una red semejante hace vacilar a la imaginación. Sobrepasa al número total de átomos del universo sideral visible. Resulta de ello que nuestra estructura nos permite actuar diferencialmente en el medio dinámico pasando por una sucesión infinita de situaciones complejas. No hay unión rígida entre un acontecimiento y el comportamiento que de él se sigue. Gracias a nuestra estructura analítica, podemos detectar diferencias y actuar diferencialmente. Dicho de otro modo, podemos ejercer una elección.

La descripción que da HERRICK de la estructura del organismo HUMANO nos obliga a poner en serias dudas la doctrina freudiana según la cual el hombre se encuentra atrapado por los tentáculos de 'instintos' misteriosos, residentes en alguna parte de las cavernas de un 'inconsciente' mítico. Cualquiera, por poco familiarizado que esté con las investigaciones sobre lo que se denominan 'instintos' -por ejemplo, las de BERNEY y TEEVAN[18]- dudaría, es lo menos que se puede decir, antes de adoptar un sistema psicológico fundado en el 'instinto' como premisa. Es interesante señalar que HERRICK no menciona siquiera el nombre de FREUD en la obra que corona su larga e ilustre carrera. Conviene asimismo señalar que otro gran neurofisiólogo, el difunto Charles SHERRINGTON, no menciona el nombre de FREUD más que una o dos veces en dos volúmenes[12],[19] uno de los cuales permanece hoy en día como el gran clásico de la neurofisiología.

El sistema nervioso humano, con su tejido de ahorro, lleva más lejos las posibilidades de adaptación logradas en el medio complejo. Cuando no hay un tejido de ahorro, el margen de aprendizaje es limitado. De este modo, la diferencia de comportamiento entre el joven y el adulto es pequeña entre los animales. Un componente estereotipado caracteriza a estos organismos. La experiencia individual cuenta poco. Estos organismos arrancan allí mismo donde la generación precedente se detuvo; permanecen allí.

Por el contrario, el ser humano comienza su vida como niño, su cerebro sólo está parcialmente desarrollado, y es su experiencia individual la que le lleva a actualizar y a modificar las capacidades del cerebro. La carrera de cada ser humano no está, como la de un animal, fuertemente predeterminada por las existencias que han tenido sus antepasados. En el ser humano, el período infantil, muy prolongado, sin igual en ninguna forma animal, proporciona la posibilidad a cada generación de desarrollarse, bajo la influencia del medio, en direcciones compatibles con las condiciones del medio en cada momento. No es necesario para un niño del siglo XX revivir los 2 millones de años de existencia prehistórica del hombre. La modificabilidad extrema del cerebro del hombre moderno no tiene rival entre ningún otro organismo. Como el cerebro de todos los organismos, el cerebro humano se ha modificado por la acción del medio. Por ejemplo, es conocido desde hace muchos años que niños nacidos con cataratas no recuperan siempre la visión una vez que son operados. Para evaluar estos resultados clínicos REISEN, HEBB y otros autores han llevado durante más de 15 años experiencias que permiten la generalización siguiente: la acción del medio o su defecto son decisivas en la determinación a la vez estructural y funcional del sistema nervioso. Los resultados provenientes de estas experiencias refuerzan también otra generalización: los organismos cuyas adaptaciones al medio son, a lo largo de la vida, más complejas, exigen un período más prolongado de acción del medio para formar las estructuras necesarias para estas adaptaciones más complicadas. Las conclusiones de un reciente simposio de la facultad de medicina de HARVARD[20] agrupan los resultados de numerosos ensayos realizados en el campo de la investigación llamada normalmente: las deficiencias sensoriales. Estas investigaciones no vienen en absoluto en apoyo de los sistemas habituales de psicoterapia, fundados sobre 'instintos' estáticos.

Con su red extendida de neuronas de asociación, el cerebro humano hace posibles operaciones como las que denominamos "conexión", "puesta en relación", "integración", "coordinación", etc.. Esto significa que nuestra estructura nos hace capaces de tener en cuenta factores numerosos y variados en el complejo dinámico que llamamos medio, y de responderle de manera integrada. Pero esto significa además otra cosa: podemos crear un lenguaje. Nuestras respuestas pueden expresarse con relación al pasado, al presente y al futuro. Puesto que el hombre ha creado el lenguaje, podemos simbolizar las acciones pasadas y sus consecuencias en el presente (lo que, a falta de un término mejor, denomino "memoria"). Podemos proyectar en el futuro la representación de las posibles consecuencias de nuestras acciones presentes.

Nuestro sistema nervioso abstrae[14]. Todas las características del universo no alcanzan nuestra consciencia. Porque abstraemos, podemos considerar como semejantes diferentes aspectos de un mismo medio, ignorando todas las diferencias. En resumen, podemos generalizar - sabemos crear abstacciones de orden diferente. Podemos llamar a cosas diferentes con un nombre único, y olvdar que las cosas son diferentes. Pero porque podemos generalizar, sabemos crear ciencias, matemáticas, sistemas de educación y de psicoterapia. Podemos registrar la experiencia de las edades precedentes y así, volver a partir del punto en el que la última generación se detuvo. O bien, podemos limitarnos al uso de la vieja "sabiduría" y detenernos allá donde nuestros antepasados terminaron su recorrido. Porque precisamente las abstracciones y generalizaciones modernas pueden conducirnos a nuevas percepciones y a una mejor capacidad de predicción, y nos evitan el destino de los dinosaurios, nuestras viejas generalizaciones pueden dejarnos extraviados bajo la acción de la nueva sucesión de acontecimientos y, en casos extremos, pueden hacernos merecedores de psicoterapia. ¡Podemos incluso aferrarnos a los postulados freudianos pasados de moda de 'instintos', 'inconsciente' estático, etc., que contradicen la genética, la antropología, la física, la neurología, etc. modernas!

Toda forma de vida asbtrae, pero el hombre es el único organismo que puede saberlo. LULÚ no tiene biblioteca ni ayudas externas a su sistema nervioso; no tiene ciencia para decírselo.

La estructura del hombre le permite aplicar los procesos de abstracción-generalización a campos desconocidos por otras formas de vida. El número de abstracciones-generalizaciones de orden superior que puede llevar a cabo es ilimitado; siempre se puede añadir una palabra a lo que fue dicho. El animal detiene en algún punto sus procesos de abstracción-generalización. En el medio clínico, encuentro que a menudo el cliente tiene la última palabra.

Las generalizaciones del hombre por la ciencia han propulsado satélites en los cielos. No es esperar demasiado sino que el hombre se haga cargo de una situación que es la suya: estamos todos juntos en este mundo. Tal vez no lleguemos jamás al punto en el que podamos vivir todos de esta generalización, que es como un calco ajustado a los hechos del medio humano en 1962. ¿Llegaremos o no a la "edad adulta de la humanidad", donde un gran número de nosotros se dará cuenta de que estamos todos juntos en este mundo? Lo ignoro. Fuerzas poderosas tienden a mantenernos en niveles infantiles. La destrucción desconsiderada de nuestros recursos naturales en una loca carrera de "cada uno para sí", los antagonismos endémicos entre el 'mundo del trabajo' y la 'dirección de nuestro país', "ganad y guardadlo todo"; la casa 'facultativa'; la escuela 'progresiva'; las manías de 'adaptación'; la apatía profusamente extendida frente al crimen: todo esto (y otros muchos factores) contribuye, con la participación activa y el consentimiento tácito de humanos como ustedes y como yo, a mantenernos en el estadio de los animales. El freudismo justifica tal conducta animal. No digo que sea la causa. El sistema freudiano proporciona el armazón teórico, lingüístico que justifica para nosotros la forma de vivir: un 'sexo' de tipo animal y formas innumerables de hostilidad serían las características propias del comportamiento humano. En absoluto es así. La raza humana no ha sobrevivido hasta aquí a base de la reproducción sin freno de la hostilidad. No puede sobrevivir en el futuro si, en psicoterapia, continuamos proponiendo a la gente un tipo de 'sexo' y de hostilidad como tipo 'normal' de conducta, característica del grupo humano. Seguramente otras formas de expresión HUMANA han existido desde hace muchos años y son designadas como HUMANAS con más justo título. Richard LA PIERE[21] nos da una descripción perentoria de tipos hedonistas, animalizados, de comportamientos que obran en nuestra cultura y que, en términos freudianos, hay que considerar como 'normales' para los seres humanos. Sin estar de acuerdo con todas las conclusiones de LA PIERE, no sabría animaros vivamente a estudiar The Freudian Ethic, a causa de sus implicaciones profundas para los que se ocupan de psicoterapia.

Otro factor de gran importancia aparece unido a los procesos de representación. Una vez que el universo de un individuo ha sido estructurado diestramente, por así decir, entendido en la estructura del lenguaje, las implicaciones estructurales conformadas por nuestro lenguaje usual se convierten en un factor determinante de nuestras percepciones. La percepción de un objeto implica necesariamente el reconocimiento del objeto como semejante a ciertos objetos o diferente de otros objetos. No hay conocimiento sin RE-conocimiento, no podemos ni siquiera denominar a una silla sin que esté implicada una categoría de objetos personalmente creados a los cuales se parece la silla en cuestión. el elemento esencial en la percepción es esta silla (aquí-ahora) no es la recepción de un grupo de impresiones visuales o táctiles, sino la evaluación por el organismo de sus impresiones, en tanto que semejantes a impresiones anteriorres suscitadas por objetos similares. Cuando nosotros RE-conocemos, significa que forzamos a que un acontecimiento nuevo, sin existencia anterior, entre en una vieja categoría verbal y, a veces, el ajuste no es excelente. Lo que se produce en el RE-conocimiento debe ser considerado como un acto de categorización: exactamente como el proceso del naturalista que clasifica a un mamífero recientemente descubierto, con cuernos y pezuñas, entre los rumiantes. La única diferencia entre estos dos procesos es la siguiente: en el RE-conocimiento ordinario, el acto es realizado con tanta frecuencia que se vuelve automático, mientras que el acto de clasificación científica pone en juego la comparación consciente y atenta de relaciones. En la vida cotidiana, nuestras tentativas automáticas por hacer entrar los acontecimientos que surgen, en las viejas formas de lenguaje, se reducen a menudo a una completa distorsión, especialmente si sufrimos de rigidez en nuestras categorías. "El hombre", dice KELLY, "mira el mundo a través de modelos transparentes o de dimensiones que él crea, y con los cuales intenta hacer coincidir las realidades que componen el mundo (…) Él crea sus propios medios de ver el mundo en el que vive; el mundo no los crea para él"[1]. Esto puede tener serias consecuencias cuando el cliente intenta poner de acuerdo sus estados interiores con los acontecimientos exteriores a su piel.

El tiempo no me permite profundizar demasiado en muchas cuestiones, como se merecerían. Voy ahora a recapitular brevemente cuanto he intentado transmitirles. He descrito a toda prisa, y de modo fragmentario, a partir de qué bases se podría abordar la psicoterapia, según la semántica general de Korzybski. No lo he dicho todo a ese respecto. Este sistema de psicoterapia reposa en determinadas premisas que ya fueron enunciadas:

A. El sistema propuesto se asienta en un postulado fundamental: la vida consiste esencialmente en un equilibrio dinámico mantenido continuamente entre el organismo y su medio. Considera que la vida establece continuamente, en el interior de los organismos, relaciones que se corresponden con las relaciones existentes o producidas en el medio.

B. El sistema postula además que el organismo HUMANO es una estructura que realiza elecciones: estas elecciones conducen a veces a relaciones internas concordantes con las relaciones externas, otras veces no. En todo momento, los actos están provocados, en una dirección o en otra, por el flujo continuo de relaciones complejas y dinámicas existentes en el medio y por operaciones del sistema nervioso; nosotros elegimos en todo instante realizar esto o no. En este sistema, las explicaciones deterministas sobre nuestras elecciones quedan excluidas, con excepción de las limitaciones netamente probadas del organismo mismo. El hecho de rechazar las explicaciones deterministas constituye una elección. La elección sola no puede ser rechazada.

C. Otro postulado: No hay método a priori para decidir con certeza si una elección dada acrecentará o disminuirá el grado de acuerdo entre las relaciones internas y las relaciones externas.

D. Este sistema rechaza el hedonismo como fundamento de elección para la supervivencia. Adopta deliberadamente el punto de vista siguiente, en función del medio total HUMANO: debemos decidir dominar nuestros impulsos bestiales individuales destinados a la autogratificación a costa de nuestro prójimo. El sistema considera a la HUMANIDAD como una dimensión nueva de la vida que no puede funcionar y sobrevivir si los individuos no sacrifican algunas preferencias y ventajas personales por el bien del grupo. Nuestro sistema considera al 'altruismo' como la orientación quizás más importante del grupo HUMANO. Uno de los hechos notables de la existencia, en los niveles HUMANOS, es que nadie puede permanecer solo. Dejando a parte todas las consideraciones éticas, ningún individuo de una sociedad moderna puede por mucho tiempo procurarse, por sus esfuerzos individuales, el alimento y todas las otras cosas necesarias para su existencia.

E. Este sistema considera que las elecciones individuales crean relaciones nuevas en el medio, que se reflejan sobre todos los individuos y pueden afectarles a su vez (incluso a los individuos que aún no han nacido). "La evolución del género humano", dice Sir Arthur Keith, "no es algo que haya pasado hace mucho tiempo y lejos de nosotros, sino que pasa aquí y ahora, bajo nuestros propios ojos. La evolución que se produce bajo nuestros ojos no es algo que nos sucede a nosotros. Es algo que se produce para nosotros, y que da su orientación a nuestra evolución futura en la medida en que nos reconocemos como individuos agentes"[17]. En función de este postulado, nadie puede escapar a su responsabilidad parcial en el mundo en que vive o en el que vivirán sus hijos. Un individuo NO puede delegar su responsabilidad personal en las elecciones que lleva a cabo. Si alguien decidiera tomar en lo que a eso se refiere una posición de irresponsabilidad, haría, sin embargo, una elección que entrañaría consecuencias.

F. Este sistema rechaza los puntos de vista ampliamente mantenidos, que pueden ser etiquetados de 'culpabilidad neurótica'. Los sistemas existentes actualmente pretenden que el cliente actúe por sentimientos de culpabilidad sobre las acciones que llevó a cabo, o en las realizaciones imaginarias, y que tales sentimientos son neuróticos. Un abandono tal de ciertos sentimientos, y su etiquetamiento como neurótico, los considero completamente arbitrarios. Encontramos que nuestras estructuras nos hacen capaces de experimentar sentimientos. Sentimientos de culpabilidad, sentimientos de vergüenza y remordimientos son simplemente algunos de los sentimientos que somos capaces de vivir porque no estamos solos. Tales sentimientos encuentran fundamentos muy sólidos en los hechos de la historia de cada ser humano. Aparece en el seno de la vida, en el grupo humano, un período infantil muy prolongado que se acompaña en los padres, del nacimiento de sentimientos y de acciones no vueltos exclusivamente hacia sí mismo. Cuando la familia humana, con sus relaciones definidas comenzó a existir, debieron nacer obligaciones recíprocas de comportamiento entre sus diversos miembros. El modo de comportarse de un individuo no podía modelarse solamente por sus propios deseos de manera autocéntrica, sino que debía someterse en buena medida al bienestar de la familia. Y si juzga su propia conducta, el individuo debe, en adelante, comparar las características con varios factores existentes fuera de sí mismo. Desde del momento en que dos seres humanos existen, ninguno puede ya seguir siempre su propio camino.

Para mantener los estados internos en correspondencia con las relaciones complejas que constituyen el medio HUMANO, se necesitan elecciones voluntarias, y esas se hacen sobre una base diferente de la base hedonista("eso complace a los sentidos"). Explicar el pago de impuestos para los asilos mentales en función de un principio hedonista ("eso me sienta bien") se considera como un acto arbitrario, a priori, de clasificación. Una clasificación no se forma espontáneamente. Seamos sinceros: pagar impuestos NO me causa placer. No me gustan los impuestos. El hecho de pagar no me da gratificación directa ni indirecta. De hecho, yo elijo esta forma particular de desagrado para evitar lo que consideraría como consecuencias mucho más desagradables, si las puertas de todos los asilos mentales y de todas las penitenciarías se abrieran de repente en el país. Elijo deliberadamente esta forma de desagrado a fin de conservar las autopistas, los colegios, las oficinas de correo, el suministro de agua y electricidad y otras empresas sociales necesarias para escapar a una muerte que se vuelve segura cuando no se mantienen estas facilidades. Puedo realizar esta elección porque mi estructura biológica me permite representarme las consecuencias que se seguirían ciertamente en caso de no elección. Puedo crear una abstracción de orden superior (operación creativa, verbal), que coloque finalmente a cada ser humano en la misma categoría verbal que yo. El hecho de que creemos tales representaciones abre el abismo que separa para siempre a los seres humanos de los irracionales. El animal opera a niveles de 'placer sensorial'. El grupo humano no podría apenas sobrevivir en base al placer, ni siquiera si pudiera intentarlo. En 1962, en ciencia, los datos de los sentidos están pasados de moda.

En el curso de su desarrollo, cada uno de nosotros ha interiorizado ciertas reglas de conducta teniendo en cuenta el hecho de que existen otros seres humanos. Heredamos estructuras biológicas que hacen posible interiorizar reglas de conducta. Los procesos selectivos de la evolución han preservado tales estructuras, que satisficieron el test de la supervivencia hasta ahora. No conozco ningún estudio serio sobre asuntos humanos que sostenga que tendríamos una sociedad si todos sus miembros no vivieran sus actos según ciertas reglas. No podemos permanecer solos; algunas leyes son imperativas. Ocurre, precisamente, que heredamos tipos de estructuras que experimentan culpabilidad, vergüenza, miedo de las consecuencias, remordimientos, etc., cuando una regla de la civilización que fuera educada en nuestra infancia resultó violada. Estos sentimientos, los considero simplemente como avisos dirigidos a nosotros para que conformemos nuestras acciones a las condiciones de la civilización que nos han mantenido o nos mantienen con vida. Esto no excluye que una civilización pueda enseñar a su juventud reglas de conducta contradictorias, y, por eso, nocivas, pero todo esto es otra historia. Nada más que este punto de vista no quita valor al individuo. Todo esto, Alexander Pope lo expresó mejor que nosotros, hace tiempo en su Ensayo sobre el hombre:

Así lleva el Amor de Sí mismo, justo o injusto,
Hacia el poder, la ambición, el lucro, el placer de un solo hombre:
Este mismo Amor de Sí mismo, en el fondo, se convierte en la causa
De todo lo que lo limita, Gobierno y Leyes.
Pues, si alguien ama lo que otros aman,
¿De qué sirve una voluntad, si muchas voluntades se le oponen?
¿Cómo guardaría, dormido o despierto,
Lo que uno más débil puede sorprender, uno más fuerte tomar?
Su seguridad debe restringir su libertad:
Todos se unen para guardar lo que cada uno desea tener.
Limitaciones a la virtud por la autodefensa,
Incluso los reyes han aprendido la justicia y la benevolencia
El Amor de Sí mismo ha dejado el camino en principio tomado,
Y ha encontrado el bien privado en el bien público.

Desde el punto de vista de la supervivencia, eliminar sentimientos de culpabilidad tendría tan poco significado como eliminar el dolor de muelas. Lo que DEBE ser eliminado, si la raza humana quiere sobrevivir, es, en cada civilización, la enseñanza de certezas que no están adaptadas al medio HUMANO en 1962. Una vez hecho esto, los sentimientos de culpabilidad serán muy útiles; tendrán en realidad valor para la superviviencia. El individuo que causa daño a alguien o que se desarrolla a sí mismo a expensas de otro, debería experimentar la culpabilidad, y la EXPERIMENTARÁ, cuando un gran número de personas alcancen la estatura HUMANA.

He observado que sentimientos de culpabilidad a propósito de sentimientos de culpabilidad acompañan muy frecuentemente a otros sentimientos neuróticos además de los sentimientos de culpabilidad de primer orden. Los efectos de tales sentimientos de segundo orden pueden ser, y son a menudo, particularmente devastadores. En efecto, desde el momento en que experimentamos culpabilidad a propósito de sentimientos que, en tanto que yo sepa, están extendidos universalmente por todas partes en donde haya seres humanos - teniendo estos sentimientos un valor para la supervivencia -, nos encontramos nosotros mismos, literalmente, rechazando lo que no puede ser rechazado. Resulta que los sentimientos de primer orden, incluida la culpabilidad, son acontecimientos internos. Para separarse de tales sentimientos se necesitaría verdaderamente separarse de sí mismo, hazaña imposible de lograr.

El hecho de considerar nuestras verbalizaciones, nuestro 'pensamientos', etc, a propósito de los sentimientos de primer orden como más importantes que esos mismos sentimientos, debería ser considerado como un orden de evaluación inversa de manera patológica, con consecuencias ciertamente dañinas. Sobre este punto, podéis leer por ejemplo el texto de Douglas M., Kelley sobre las neurosis de la Segunda Guerra Mundial[22].

Los medios lingüisticos en los que vivimos en 1962 animan a tales evaluaciones invertidas. La jerga freudiana es, en efecto, una religión. La televisión, el cine y los periódicos describen todos los días curas milagrosas. Una profusión de novelas hacen referencia al mito viejo y venerable de Edipo para dar cuenta de todas las manifestaciones neuróticas. Estos medios de comunicación lingüística describen obstinadamente los sentimientos de culpabilidad como neuróticos. El tipo 'normal' de comportamiento que sigue a la mitología freudiana consiste para el hijito en querer dormir con su mamá y paraSuzette en querer 'acostarse' con papá. ¿Cómo lo sabemos? Es lo que Freud dijo. ¿Cómo lo sabía él? porque algunos viejos autores adivinaron correctamente, en el mito de Edipo, los resortes principales de todas las neurosis. Digamos únicamente a este respecto que una tentativa para construir en 1962 una ciencia moderna sobre premisas salidas de un mito prehistórico sería acogida sin demora con abucheos.

El monstruoso sistema demonológico que Freud ha fabricado rebaja al hombre a niveles animalísticos. Buscamos en vano en nuestro sistema discusiones respecto a la integridad, el amor, la responsabilidad o no importa cual de las características HUMANAS evolucionados que llamamos 'espirituales'. Con su invento del IN-consciente, excluye, de hecho, toda posibilidad de comportamiento racional. Si creemos seriamente en tal absurdo, ¿qué diremos entonces si un cliente plantea preguntas a la racionalidad del terapeuta? Nosotros, que hacemos asunto nuestro la psicoterapia, ¿ les diremos a nuestros clientes que somos dioses y que actuamos en un sistema diferente de leyes?

Si admitimos las premisas freudianas de un comportamiento IN-consciente, dominado por fuerzas demonológicas, entonces verdaderamente se seguiría que la culpabilidad no puede significar nada. En este caso, habría que mirar la culpabilidad como una manifestación neurótica. Las premisas conducen a donde conducen. Puesto que nadie quiere ser neurotizado, es comprensible que encontremos en nuestro ambiente lingüítico-semántico, a muchos individuos para negar los sentimientos de culpabilidad, o para esforzarse en borrarlos o para probar respecto a la culpabilidad, lo que no puede ser sin consecuencias serias.

Una vez que hemos cambiado de premisas para estar de acuerdo con la dimensión HUMANA de la vida, ocuparse de los sentimientos de culpabilidad se convierte en un asunto muy distinto. Se trata entonces de examinar las elecciones que el cliente desarrolla, las certezas respecto a las cuales actúa, y de ayudarlo, en muchos casos, a encontrar las vías que conducen a la reparación de las consecuencias de sus actos, dañinos para otros.

Vistos en sentido amplio, los fines de la psicoterapia eficaz pueden verse de la manera siguiente:

A. Conducir al cliente a descubrir que buscando mantener relaciones en su propio interior, realiza elecciones que NO se corresponden a las relaciones en el medio.

B. Conducir al cliente a descubrir situaciones en las que él crea representaciones no conformes al medio.

C. Conducir al cliente a descubrir situaciones en las que trata de poner de acuerdo juegos contradictorios de representaciones.

D. Conducir al cliente a descubrir las elecciones que puede efectuar, conducentes a relaciones internas en concordancia con las relaciones externas.

El cliente debe ser RE-educado de manera que tienda hacia los fines anteriores, recorriendo como etapas las intuiciones siguientes:

A. La naturaleza de las relaciones en el medio global en donde vive. Las relaciones más significativas para la conducta HUMANA son las relaciones con otro. La transformación del animal en hombre modificó radicalmente las normas de adaptación a la supervivencia. HERRICK lo ha hecho notar prudentemente: "La humanidad no podía alcanzar la plenitud de su edad adulta en tanto que el hombre no se convirtiera en animal social. Esto significa que el individuo - y no su señor feudal, ni su gobierno ni ningún otro poder de una 'civilización' impersonal que obre como fuerza coercitiva-, que la persona, por su propia dirección, se haga cargo del gobierno de sí misma y del de sus relaciones de grupo. "Muerto el individuo, sus hijos continúan". Ni el individuo ni sus hijos sobrevivirán si las acciones individuales y colectivas no crean medios que nos sostengan a todos. La expansión de un individuo NO debe hacerse a expensas de sus compañeros. La naturaleza del medio HUMANO lo exige: la cooperación y la ayuda mutua -y no el antagonismo- son el precio que hay que pagar, a fin de cuentas, para la supervivencia del individuo, incluso si este precio incluye (es necesario) algún sacrificio a costa de la comodidad personal.

B. En el transcurso de su re-educación, el cliente debe llegar a hacerse consciente de lo que vive, de lo que quiere conseguir luchando, de lo que reivindica, de su comportamiento, de lo que expresa de una manera u otra. Debe hacerse consciente de las relaciones en el seno de las que actúa, tanto como de las relaciones que ignora, como consecuencia de premisas (a menudo no formuladas claramente) que tiene por innegables. Debe hacerse consciente de la repercusión de sus actos sobre los otros. Debe preguntarse constantemente a sí mismo: ¿en qué estado me encontraría si todos mis vecinos actuasen en las mismas condiciones que yo?

C. A fin de ayudar a establecer relaciones internas en correspondencia con las relaciones externas, la re-educación debería conducirlo a reformular lo que la situación que vive le 'exige', a/ cómo la ve; b/ cómo la experimentan otros que tienen 'poder' sobre él; y c/ como la ven otros, desde un punto de vista menos implicado.

D. Debe hacer frente francamente a la cuestión: ¿qué mentiras estoy a punto de contar? Un organismo no reacciona nunca AL medio. Reacciona a sus propias representaciones creativas o falseadas, formadas a partir del medio. "Los hombres se atormentan por las opiniones que se forman de las cosas más que por las cosas mismas". (James Harvey Robinson, El Pensamiento en la acción, p.3). La acción de los mecanismos organísmicos de abstracción y, en los HUMANOS, la capacidad creadora de formar representaciones y REPRESENTACIONES DEFECTUOSAS siempre fundadas en lo que hemos abstraído y lo que proyectamos sobre el mundo, todo esto actúa de tal manera que nos proporciona representaciones del medio TOTAL invariablemente falsas desde el punto de vista más elevado. Cuando obramos COMO SI nuestras representaciones fueran verdaderamente las relaciones REALES que nos rodean, afirmamos, nos comportamos, nos expresamos, y esa es una mentira que entraña separaciones con la vida, el 'dolor', etc. a numerosos niveles. Algunas afirmaciones del cliente contradicen los comportamientos fundamentales para la supervivencia de los HUMANOS (desde el punto de vista de otro como desde su propio punto de vista), tales como están impuestos por esta realidad: el hombre no puede permanecer solo; y esas afirmaciones tienen efectos en el medio cercano que se vuelven sobre el cliente y aumentan su separación.

De una manera más específica, el cliente debe hacerse consciente de las formas particulares de representación de las que se sirve, tales como las siguientes:

  1. ¿Considera las representaciones que se hace de los acontecimientos como si fueran los acontecimientos mismos? ¿Considera su recuerdo de los acontecimientos pasados como si fueran los acontecimientos reales? Brevemente, ¿confunde los órdenes de abstracción?
  2. ¿Se describe a sí mismo, o describe algunos acontecimientos en su medio como estáticos -por lo tanto no semejantes a la estructura dinámica que caracteriza al medio total?
  3. ¿Sus representaciones afirman que tienen en cuenta a TODOS los factores en las situaciones de la vida?
  4. ¿Bloquea el nacimiento de órdenes superiores de abstracción, es decir, decide que no se puede decir nada más acerca de lo que él ha pensado o dicho?
  5. ¿Relaciona sus generalizaciones de orden superior con abstracciones no verbales de orden inferior, a la manera de test de precisión?
  6. ¿Tiene la costumbre de considerar una inferencia como una descripción?
  7. ¿Es consciente de fabricar, sobre sí mismo y sobre su entorno, representaciones cuya forma depende de las características que él ha señalado?
  8. Al crear sus representaciones, ¿es lo bastante flexible para separar características que había pasado por alto al principio y formar nuevas representaciones?
  9. ¿Indican sus representaciones que tiene en cuenta las relaciones?
  10. ¿Sus representaciones indican que procede en función de un sistema demonológico que lo aparta de la responsabilidad de sus elecciones? Por ejemplo, ¿reprocha sus dificultades a ficciones como su 'espíritu', su 'inconsciente', sus 'emociones', sus 'talentos', etc.?
  11. ¿Sugieren sus representaciones una división artificial, arbitraria del universo en dos valores y solamente dos? Por ejemplo, ¿basa sus elecciones en la premisa de que todas sus decisiones deben conducir a consecuencias o absolutamente desagradables o perfectamente agradables?
  12. ¿Afirman sus representaciones la identidad de fenómenos diferentes?
  13. ¿Sus representaciones indican los niveles en los que no llega a formar abstracciones de orden superior? En las formas vivas, el grupo HUMANO se diferencia claramente de los animales porque los HUMANOS saben formar abstracciones sin límite. Un ser humano que no llegue habitualmente a formar las abstracciones de orden superior, incluyéndose a sí mismo y a todos los demás seres humanos, funciona al nivel animal, y se encontrará con seguridad en dificultades.
  14. ¿Sus representaciones indican la conciencia del hecho de que él participa en la creación del medio con el cual está en interacción? Es también importante que sus representaciones lo hagan consciente de que él NO crea TODAS sus dificultades.
  15. ¿Sugieren sus representaciones que él busca alcanzar certezas o absolutos como solución a sus dificultades?
  16. ¿Sus representaciones muestran que él actúa normalmente en función de premisas no formuladas, y cuya estructura no es semejante a la del medio dinámico donde vive?
  17. Etc.

E. La RE-educación debería conducir al cliente a descubrir los puntos donde sus representaciones falsas producen estados interiores que no corresponden con los estados exteriores. Sobre cualquier otra consideración, esto le ayudaría a reconocerse claramente responsable de sus elecciones, responsable de la parte de la carga que debe llevar para que su gente próxima no la lleve por él. Debe darse cuenta que para poder ser sincero consigo mismo, no puede engañar a otro, si tiene estima de sí mismo. Ser sincero con los demás es ser sincero consigo mismo. Esto significa que él crea una abstracción de orden superior, y que engloba a toda la humanidad, incluído él mismo.

F. Al final, el proceso de re-educación conducirá al cliente a hacer representaciones y elecciones cada vez más compatibles con las circunstancias presentes en el medio total. Más que ninguna otra cosa, debe percibir el hecho de que el mundo NO ES su concha. En el momento en que dos seres humanos están en el mundo, esto hace que NINGUNO de ellos pueda seguir jamás su propia vida.

El sistema de psicoterapia que proponemos aquí insiste en lo que el cliente hace inmediatamente. Él admite que los seres humanos, SABIENDO elegir y ELIGIENDO, participan en la concepción de las consecuencias de sus elecciones. Rechaza los mecanismos demonológicos donde misteriosas fuerzas empujan por detrás, fuera de todo control HUMANO, al seno de las cavernas profundas, oscuras del 'inconsciente'. Tales teorías demonológicas privan al cliente de toda responsabilidad. Este sistema, además, lo enfrenta con el hecho inevitable de que la vida NO da la posibilidad de evitar totalmente los desacuerdos. Por el contrario, postula que es necesario sacrificar, en el grupo HUNAMO, UNA PARTE de acuerdo personal, con miras a la supervivencia y al bienestar de nosotros mismos y de los otros. Es una necesidad rigurosa, y poco importa si nos sienta bien o no.

Este sistema de psicoterapia rechaza la premisa de que los aspectos significantes de la vida HUMANA son acontecimientos diabólicos, animalísticos, surgidos en alguna cueva oscura y subterránea de un espíritu mítico, 'inconsciente', mientras que los aspectos observables de la vida son simplemente como el azúcar glasé del pastel. Por el contrario, este sistema considera al grupo HUMANO como aquel dónde está acrecentada la conciencia del medio, donde está incrementada la conciencia de las consecuencias de nuestras elecciones, caracterizando el comportamiento de los individuos y diferenciándonos claramente de los animales. El rechazo de las premisas biológicas de carácter animal, contrarias a la naturaleza HUMANA, hace inútil enredarse en excavaciones históricas disfrazadas de técnicas psicoterapéuticas. Además, este rechazo tiene como efecto conducir al cliente a formar representaciones de sí mismo como ser HUMANO y NO como animal, de lo que se sigue a menudo una 'curación' increíble. La observación cuidadosa de lo que el cliente hace INMEDIATAMENTE permite a menudo inferir la naturaleza de lo que le ha podido suceder en el pasado, aunque no sea necesario.

Por encima de todo, el sistema postula la importancia de las representaciones semejantes en estructura a las factores no-verbales que deben ser tomados en cuenta en oposición a representaciones de los deseos infantiles y la importancia de tomar una responsabilidad personal, más que de depender de un confesor psiquiátrico. El sistema trabaja para hacer ver que NADIE puede absolvernos de las consecuencias de nuestros actos, y darnos conciencia plena de que estamos solos en el mundo. Abre a la realización de la condición HUMANA en la que nos encontramos en el momento presente -condición tan bien expresada por Marian Martin en un artículo reciente de la Saturday Review[23], titulado: "¿Cuál debería ser la talla de un refugio?"

La ciudad de Tucson donde vivo está rodeada por 18 instalacione de misiles Titan. No hace falta que diga que los Tucsonianos sienten un vivo interés por los refugios de defensa civil contra las lluvias radioactivas. En lo que me concierne, he resuelto el problema de la talla que precisa un refugio, y la de su equipo.

El refugio debe ser lo bastante grande para servir a cerca de tres mil millones de personas. Todos tienen el mismo derecho a la existencia y, por lo tanto, todos deberían estar abrigados. El refugio debe estar provisto del alimento y de vestido, de acomodo, de recursos médicos y recursos educativos apropiados para tres millares de seres. También es esencial tener una gran cantidad comprensión, de humildad, de simpatía, de amor y de valor. Este refugio ofrecerá también sol, aire puro no contaminado, plantas y animales, bosques y agua pura y de los océanos, una bóveda estrellada por la noche y otras muchas maravillas a compartir por los ocupantes.

Deseo con todo mi corazón que este sea el refugio que elijamos construir. Sé que es el único que proporcionará seguridad a cada uno de nosotros.


NOTAS

[1] George Kelly, el creador de la teoría de los "constructos personales" y uno de los pilares de las actuales tendencias constructivistas en Psicología, recogió en su obra fuertes influencias de la S.G. de Korzybski, especialmente de la discrepancia entre estructuras lingüísticas y estructura de la "realidad" (nota del traductor español)

[2] Médor, en el texto francés (N. del T.)

[3] Dupont en el texto francés (N. del T.)


BIBLIOGRAFÍA

[1] KELLY, G.A.: The psychology of personal constructs (La psicología de los constructos personales) Norton (NEW YORK, 1955)

[2] FROMM-REICHMAN, FRIEDA, MORENO: Progress in psychoterapy (Los progresos de la psicoterapia) - Grune and Stratton, NEW-YORK, 1956)

[3] KRECH D.: Notes toward a psychological theory, in Perception and personality (Notas para una teoría psicológica, en “Percepción y personalidad”) – Duke University Press (DURHAM 1950)

[4] Perception, an approach to personality (La percepción, una aproximación a la personalidad), Capítulo 7 por KORZYBSKI. The Ronal Press Cy (NEW – YORK, 1951)

[5] SPENCER Herbert: Principles of psychology (Principios de psicología) – (LONDRES, 1855)

[6] GERARD W.: Unresting cells (Células sin reposo) – Harper and Brothers (NEW–YORK. 1940)

[7] SIMPSON G.G.: The meaning of evolution – Yale University Press (NEW HAVEN, 1949)

[8] DOBZHANSKY Thedosius: The biological basis of human freedom (Las bases biológicas de la libertad humana) Columbia University Press (NEW – YORK, 1956)

[9] CHILDE V.G.: Man makes himself (El hombre se hace a sí mismo) – The New American Library of World Literature, Mentor Books (NEW – YORK, 1951)

[10] KORZYBSKI Alfred: Manhood of Humanity (La edad adulta de la humanidad) – 1ª edición 1921. Institute of General Semantics (LAKEVILLE, Connecticut, 2ª edición 1950)

[11] CHISHOLM .: Prescription for surivival (Prescripciones para la supervivencia) Columbia University Press (NEW – YORK, 1957)

[12] SHERRINGTON Charles (Sir)¸ Man on is nature - Doubleday Anchor Books (NEW – YORK, 2ª edición, 1953)

[13] EBY K.: Life is my laboratory (La vida es mi laboratorio) – University of Chicago Magazine, 45, 5, 14-17 (CHICAGO, 1951)

[14] KORZYBSKI Alfred: Science and Sanity - 1ª edición 1933 – Institute of General Semantics (LAKEVILLE, Conn., 4ª edición, 1958)

[15] MOWRER O.H.: The crisis in Psychiatry and Religion (Los puntos críticos de la psiquiatría y de la religión) – D. Van Nostrand Company (PRINCETON, 1961)

[16] MEYERS Russell: Diferentes artículos del General Semantics Bulletin.

[17] HERRICK C.J.: The evolution of human nature (La evolución de la naturaleza humana) Harper and Brothers, torchbooks (NEW – YORK, 1961)

[18] BIRNEY R.C., TEEVAN R.C. : Instinct (El instinto) - Van Nostrand Insight Books (PRINCETON, 1961)

[19] SHERRINGTON Charles (sir): The Integrative action of the nervous system (La acción integradora del sistema nervioso) - Yale University Press (NEW HAVEN, 1947)

[20] SOLOMON P., KUBZANSKY P.E., LEIDERMAN P.H., MENDELSON J.H., TRUMBULL R., WEXLER D., eds. Sensory deprivation (La deficiencia sensorial) Harvard University Press (CAMBRIDGE, 1961)

[21] LA PIERE R.: The freudian ethic (La ética freudiana) - Duell, sloan and Pearce - (NEW - YORK, 1959)

[22] KELLEY d.: The use of general semantics and Korzybskian principles as an extensional method of group psychotherapy in traumatic neuroses (El empleo de la Semántica General y de los principos de KORZYBSKI como método extensional de psicoterapia de grupo en las neurosis traumáticas) - The Journal of nervous and Mental Disease.

[23] MARTIN Marian: How big should a shelter be? (¿Cuál debería ser la talla de un refugio?) The Reader´s Digest, Febrero 1962 (citado por la Saturday Review)