LO QUE YO CREO

Alfred Korzybski

Artículo extraído de Manhood of Humanity, 2ª Edición (1950)

Traducción española de Ramiro J. Alvarez
Sociedad Europea de Semántica General

INSTITUTE OF GENERAL SEMANTICS
Englewood, New-Jersey, USA


Me siento profundamente honrado de participar en el simposium La fe que me hace vivir, recopilado y editado por Krishna M. Talgeri, y de contribuir a él con este artículo escrito especialmente para el público contemplativo de los lectores Hindúes.1 Es la primera vez que se me concede escribir un 'Credo' sin tener necesidad de entrar en explicaciones teóricas.

Ocurre que yo provengo de una vieja familia de agricultores, de matemáticos, de soldados, de jurstas, de ingenieros, etc. Mi padre era ingeniero. Cuando yo tenía cinco años, él me transmitió una percepción intuitiva de las mayores descubrimientos científicos del siglo XIX, que abrieron la vía de realización del siglo XX y que aún permanecen fundamentalmente válidos hoy en día: el cálculo diferencial y las geometrías no-euclidianas y de cuatro dimensiones. En torno a esta primera percepción intuitiva que él me transmitió entonces, fueron cristalizando luego todos mis centros de interés; ahí se encuentra el fundamento de toda mi obra.

Mis observaciones y estudios teóricos sobre la vida y las matemáticas, sobre los fundamentos de las matemáticas, sobre las numerosas ramas de las ciencias, la historia, la historia de las culturas, la antropología, la 'filosofía', la 'psicología', la 'lógica', el estudio comparado de las religiones, etc. me han convencido de que:

  1. Las evaluaciones del hombre hechas a propósito de sí mismo eran mitológicas o zoológicas, o ambas cosas a la vez; pero que
  2. Ni una ni otra aproximación podían constituir una base adecuada para entender las reacciones vivas, específicamente humanas extremadamente complejas (y estrechamente interdependientes) de Dupont1, Dupont2, etc., generalizadas a niveles de abstracción tan elevados como el “espíritu” o el “intelecto”; y que
  3. Un análisis funcional, liberado de los viejos postulados mitológicos y zoológicos, mostraba que lo que caracteriza a los humanos, dotados del sistema nervioso más desarrollado, es la facultad singular, para una persona o para una generación, de comenzar allí donde se detuvo la precedente. Yo llamo a esta facultad esencial la facultad de 'time-binding'. Esto no puede ser llevado a cabo más que por una clase de seres vivos que utilice símbolos como instrumentos de time-binding. Tal facultad necesita disponer de 'inteligencia', medios de comunicación, etc., y de eso depende. En este nivel esencialmente humano de interdependencia, el time-binding conduce inevitablemente a sentimientos de responsabilidad, de deber hacia los demás y hacia el porvenir y, por lo tanto, a una forma de ética, de moral y a otras reacciones sociales y/o socio-culturales semejantes.

Desde el punto de vista de la orientación time-binding, he considerado estas características como adquiridas en tanto que sub-productos empíricos del funcionamiento sano del sistema nervioso humano.

Un error fundamental de las antiguas evaluaciones consistió en postular la 'naturaleza humana' como 'malvada'. La 'naturaleza humana' depende en gran parte del carácter de nuestras creencias, racionalizaciones, etc., pues al final son estas las que construyen nuestros entornos socio-culturales y otros.

Creo que nuestros acercamientos a los problemas de los hombres han estado falseados por métodos primitivos de evaluación que, a menudo,controlan aún nuestras actitudes y nuestros puntos de vista. Con el conocimiento del time-binding, nuestros criterios de valor y, por tanto, también nuestro comportamiento, se fundamentan en el estudio del potencial humano, y no sobre las medias estadísticas sacadas de reacciones semánticas primitivas y/o malsanas, del nivel homo homini lupus, tal como han sido constatadas a lo largo de la historia.

No he querido estudiar separadamente el 'pensamiento', los 'sentimientos', el 'intelecto', las 'emociones', etc., aproximación engañosa heredada de nuestros ancestros, que implica el recorte arcaico, artificial, o incluso esquizofrénico de aspectos del ser humano que no pueden, en realidad, ser disociados. Por el contrario, he procedido a la investigación funcional y por lo tanto no-elementalista, de los mecanismos psico-biológicos del time-binding: como funcionan.

Por inducción, vamos de los particular a lo general. Sin embargo, este método no es lo suficientemente seguro. Nos hace construir un sistema de deducción y verificar empíricamente si el caso general se aplica a un caso particular tomado al azar, constituyendo así una base para hacer predicciones. Tal es, en suma, el fin principal de toda ciencia.

Hasta aquí, lo que sabíamos sobre el hombre no eran más que medias estadísticas reunidas por inducción, que componían un cuadro del universo humano más bien triste, deformado si no sin esperanza. La comprensión de la facultad humana de time-binding, como aquí explicamos, coloca los fundamentos deductivos de una verdadera 'ciencia del hombre', empleando a la vez los métodos inductivo y deductivo. Creo que es este punto preciso -la aplicación a los seres humanos de los métodos científicos inductivo y deductivo- lo que constituye el límite tangible que separa a la infancia de la humanidad de su edad adulta. En otros términos, intentamos, mediante el estudio del individuo, averiguar las características principales del filum (la especie humana). Ahora, gracias a la teoría del time-binding, y por primera vez, que yo sepa, después de haber acumulado datos por inducción (medias estadísticas), podemos partir de lo que hemos averiguado respecto al filum y analizar al individuo desde el punto de vista de las potencialidades humanas en tanto que filum. Puedo equivocarme, pero esto podría suponer un giro en la historia humana.

No he podido emplear, en mis estudios ulteriores, las primeras concepciones de 'organismo-como-un-todo', sino que he debido asentar mi análisis sobre la mucho más compleja de 'organismo-como-un-todo-en-un-entorno' Tuve necesidad de incluir los entornos neuro-lingüísticos y neuro-semánticos (los de las evaluaciones) como entornos y tener en cuenta también las condiciones geográficas, físico-químicas, económicas, políticas, ecológicas, socio-culturales, etc., como factores que modelan las personalidades humanas, e incluso los comportamientos grupales. Este enunciado es muy general y se aplica tanto a los pueblos más civilizados como a los más primitivos.

El buen sentido y las observaciones ordinarias me han convencido de que la persona media, llamada 'normal' es, de hecho, tan compleja, que se escapa en la práctica a un análisis exhaustivo. Además, fui llevado a concentrar mi estudio sobre los dos extremos de las reacciones humanas psico-lógicas:

  1. las reacciones a su mejor nivel -a causa de su predictibilidad excepcional- como en las matemáticas, los fundamentos matemáticos, la física matemática, las ciencias exactas, etc., que expresan las más profundas de las reacciones psico-lógicas específicamente humanas.
  2. y las reacciones en su nivel más bajo, como las manifestadas por los casos psiquiátricos.

En estas investigaciones, descubrí que los métodos físico-matemáticos tienen aplicación en nuestra vida cotidiana a todos los niveles, relacionando así la ciencia con los problemas de la sanidad, tomada en el sentido de una adaptación a los 'hechos' y a la 'realidad'

Descubrí que las reacciones humanas entre estos dos límites no se distinguen como diferentes 'especies' objetivadas, sino tan sólo como 'grados' psico-biológicos y que la persona 'normal' evoluciona en alguna parte entre estos dos extremos. Nadie está tan 'loco' como la imagen heterogénea sacada de un manual de psiquiatría, y nadie hay tan sano como el modelo descrito en un tratado de sanidad, incluyendo a su autor. Los mecanismos de time-binding se manifiestan en la mayoría de los seres humanos, a excepción de quienes tienen graves enfermedades psico-biológicas. Sin embargo, algunos intocables dogmáticos en el poder, principalmente los dictadores de toda especie, han bloqueado considerablemente esta facultad. Está claro que los estados policiales que dominan mediante el secreto, que mantienen al pueblo en la ignorancia del mundo y le impiden informarse sobre él, o que deforman los hechos presentándolos en el sentido que les conviene, los 'telones de acero', etc. deben ser clasificados como saboteadores entre los time-binders y, desde luego, no como factores de progreso socio-cultural para la evolución de la humanidad.

Las estructuras lingüísticas y gramaticales, igualmente, han desempeñado un papel para impedirnos comprender las reacciones humanas. Por ejemplo, utilizamos sin cesar los términos 'objetivo' y 'subjetivo', ambos fuente de la mayor confusión, pues el susodicho 'objetivo' debe ser considerado como una construcción de nuestro sistema nervioso, y lo que llamamos 'subjetivo' puede ser considerado, igualmente, 'objetivo' por las mismas razones.

Mi análisis ha mostrado que los acontecimientos del mundo exterior a nuestra piel, y también las reacciones psico-lógicas del interior de nuestra piel, como las que denominamos 'sentimientos', 'pensamientos', 'emociones', 'amor', 'odio', 'dicha', 'sufrimientos', 'cólera', 'miedo', 'resentimiento', 'dolor', 'placer', etc., tan sólo tienen lugar en los niveles no verbales, y nosotros podemos hablar acerca de lo que sucede en los niveles silenciosos e indecibles, pero no podemos hablar desde estos niveles.

Esta franca diferenciación, inherente a nuestra naturaleza y, sin embargo, tan poco ortodoxa, entre los niveles verbales y no verbales, elimina automáticamente las disputas metafísicas seculares, inútiles y puramente verbales, sobre la 'naturaleza de las cosas', la 'naturaleza humana', etc. Pues muchas fútiles discusiones metafísicas, como el solipsismo, o lo 'incognoscible', son el resultado de una identificación de los niveles verbales con los niveles silenciosos de los acontecimientos, los 'sentimientos', etc. que se supone, simplemente, que representan las palabras, que nunca son la 'realidad' que está detrás.

Para tratar las manifestaciones psico-lógicas como las anteriormente mencionadas, podemos emplear una terminología unificada de la evaluación. Esto hace posible una teoría de los valores general y empírica, o semántica general, arraigada en los métodos de las ciencias exactas, y que puede constituir los fundamentos de una ciencia del hombre.

Así pues, a través del estudio de las ciencias exactas, podemos descubrir factores de sanidad. Tendencias filosóficas diferentes, tal como se encuentra en el Nominalismo, el Realismo, la Fenomenología, la Semiótica, el Positivismo lógico, etc., pueden, igualmente, llegar a unificarse mediante esta metodología cuyas técnicas son aplicables a la escala internacional, y que yo denomino 'no-aristotélica', puesto que incluye los diseños y las formulaciones de Aristóteles pero, sin embargo, las sobrepasa y las pone al día.

Cualquier cosa que nosotros podamos decir que es una cosa, evidentemente, no es la 'cosa' en los niveles silenciosos. En efecto, como escrbe Wittgenstein, “lo que se puede enseñar, no se puede decir”.

He observado por experiencia que es prácticamente imposible hacer percibir la diferencia entre los niveles silenciosos (indecibles) y los niveles verbales de otra manera que no sea pidiéndole al lector o al oyente que se pellizque con una mano un dedo de la otra. Puede darse cuenta entonces, de manera orgánica, que las experiencias psico-lógicas directas de primer orden, no son verbales.

La sencillez de esta propuesta sólo es aparente: es necesario tomar conciencia de sus implicaciones, pues la mayoría de nosotros, en nuestras reacciones vitales, atribuimos el mismo valor a dos niveles completamente diferentes, a menudo, con consecuencias desastrosa. Percibid la tristeza en el hermoso párrafo de Eddington citado más adelante. Parece apenado de que los niveles silenciosos no puedan ser nunca los niveles verbales. ¿No es el ejemplo de una esperanza injustificada?

Creo firmemente que la toma de conciencia de las diferencias entre estos dos nveles de abstracción, es decir verbal y silencioso, es la clave y quizás el primer paso hacia la solución de los problemas humanos. Esta creencia está fundada en mis propias observaciones y en el estudio de innumerables observaciones llevadas a cabo por otros investigadores.

Hay una enorme diferencia entre 'pensar' con palabras y 'contemplar', callado en el interior, permaneciendo ante todo en los niveles no-verbales, para buscar a continuación la estructura de lenguaje que corresponde a la estructura de los procesos silenciosos que uno cree haber descubierto y que la ciencia moderna investiga.

Si 'pensamos' con palabras, actuaremos como observadores parciales y proyectaremos en los niveles silenciosos las estructuras de nuestro lenguaje; permaneceremos así sobre la rodada de nuestras viejas orientaciones, lo que hace casi imposible las observaciones agudas e imparciales, y el trabajo creativo. Por el contrario, cuando 'pensamos' sin palabras, o en imágenes (lo que implica una estructura y, por tanto, unas relaciones), podemos descubrir nuevos aspectos y nuevas relaciones en los niveles silenciosos, y producir entonces resultados teóricos importantes en la investigación general de una similitud de estructura entre ambos niveles, el silencioso y el verbal. Prácticamente todos los progresos significativos se han logrado de este modo.

Hasta aquí, el único vínculo entre los dos niveles se encuentra en forma de relaciones, que se aplican de igual manera al nivel verbal y al nivel no-verbal, como el 'orden' (serial, lineal, cíclico, espiral, etc.) el 'intervalo', el 'espacio-tiempo', la 'igualdad', la 'desigualdad' 'antes', 'después', 'más que', 'menos que', etc. Las relaciones, como factores de estructura, proporcionan el único contenido de todo el conocimiento humano.

“Para saber algo, hay que saberlo todo” se dice. Desgraciadamente, es muy cierto, pero expresado de esta manera, el 'conocimiento' resultaría imposible. Los matemáticos han salido de este atolladero de manera sencilla y eficaz, introduciendo el método de postulados, que limita el 'todo' del que fluye el 'algo' limitado.

La identificación (confusión) de niveles verbales y silenciosos conduce automáticamente a un desfile inacabable de 'porqués' verbales, como si alguna vez los niveles verbales pudieran abarcar todos los factores y cadenas de antecedentes silenciosos, o incluso 'ser' los niveles silenciosos. He aquí por qué, en la ciencia, limitamos nuestros 'porqués' a los datos accesibles, evitando así cuestionamientos metafísicos sin cuento, desprovistos de datos, a los que no podría darse respuesta alguna. Los matemáticos resuelven estos dilemas inherentes al enunciar explícitamente, en sus sistemas de postulados, sus términos no definidos, los cuales no designan otra cosa que acontecimientos en los niveles silenciosos.

Metafísicos de toda clase de creencias, desde tiempos inmemoriales, intentan liberarse de las mismas perplejidades postulando distintas 'causas primeras' o 'causas últimas', más allá de las cuales el siguiente porqué es rechazado, con la explicación de que conduciría a una 'recurrencia infinita', lógicamente 'prohibida'. En su origen, las religiones fueron politeístas. Más tarde, en un intento de unificación, quizás para reforzar el poder de los sacerdotes, y también a causa del incremento de la capacidad humana de hacer generalizaciones, se inventaron los monoteísmos, que condujeron a las guerras de religión más salvajes. Diferentes dirigentes, dictadores, 'führers', etc. han seguido esquemas psico-lógicos semejantes, con los resultados destructivos o constructivos históricos que conocemos. Los enunciados anteriores se interpretan dentro de contextos históricos.

A lo largo de la evolución humana, las estructuras de las religiones y de las ciencias, por haber sido hechas por el hombre, no difieren en el aspecto psico-lógico. Se basan todas en suposiciones, hipótesis, etc. fundamentales, a partir de las cuales intentamos edificar nuestra comprensión del universo, y/o una relación con el universo -incluyéndonos a nosotros mismos. Algunas parten de supuestos arcaicos y no conformes con los datos fácticos, etc. Otras, tales como las ciencias, utilizan las suposiciones y las hipótesis modernas y susceptibles de ser verificables. Brevemente, toda religión puede ser considerada como una 'ciencia primitiva' destinada a satisfacer los deseos orgánicos inconscientes del hombre; y la ciencia moderna puede ser considerada como una 'religión puesta al día', destinada a satisfacer conscientemente los mismos sentimientos humanos. Si queremos no separar de forma elementalista 'emociones' e 'intelecto', tenemos que tener en cuenta los deseos orgánicos extendidos por los continentes durante milenios, que encuentran su expresión adecuada en cada fase específica del desarrollo humano, en una fecha determinada. Las religiones y las ciencias son diferentes expresiones de la misma búsqueda de seguridad de los hombres y, por tanto, de predicitibilidad, de tranquilidad interior, de señales que dirijan el comportamiento, de un sentimiento de 'pertenencia', etc. que desemboca en la realización de la persona a través de una 'conciencia de abstracción', objetivo principal de mis trabajos.

El progreso de la ciencia moderna, incluyendo la nueva ciencia del hombre entendido como tiem-binder, se debe únicamente a la libertad que han tenido los hombres de ciencia para revisar sus suposiciones fundamentales, sus terminologías, sus términos no definidos que implican postulados ocultos, etc., sub-yacentes a sus reflexiones. Esta libertad está prohibida en las 'ciencias primitivas' y también en las dictaduras pasadas y presentes.

En cuanto al problema espacio-temporal del 'principio y el fin del mundo', yo lo he resuelto eficazmente para mi uso personal, mediante la convicción de que no estamos todavía lo suficientemente evolucionados ni maduros, como seres humanos, para poder entender en la actualidad tales problemas. Mediante el ejercicio de la disciplina científica, no obstante, continuaré buscando una estructura, preguntando 'por qué', consciente de que lo hago en un contexto limitado. El porvenir mostrará, probablemente, que tal problema no lo era en realidad, y así se resolverá, mediante su desaparición. La ciencia ya ha resuelto muchos dilemas, que a primera vista parecían insolubles; la mecánica cuántica es una buena muestra de ello.

Otro punto importante, que aclara el problema de lo 'incognoscible', de las religiones, etc., es que nosotros, los humanos, tenemos capacidad para una conciencia inferencial, que no está basada en los datos de los sentidos, sino en inferencias hechas a partir de acontecimientos observados. Todas las ciencias modernas, cuando tratan de estos niveles sub-microscópicos, electro-coloidales, etc., son del tipo 'como si'. De hechos, el saber inferencial conduce hoy en día a experimentar en terrenos impensados y resulta así muy creativo. Epistemológicamente, las teorías fundamentales deben desarrollarse siguiendo líneas de investigación convergentes y, si no convergen, eso indica un fallo en las teorías, que se deben revisar. En nuestros días, el conocimiento inferencial en las ciencias es mucho más seguro que los datos de los sentidos, que, a menudo, nos engañan. En las religiones también, traducimos el aún desconocido por 'conocido' inferencialmente que se convierte en creencias, pero fundamentadas sobre suposiciones primitivas y pre-científicas. La religión más primitiva de un salvage, así como las religiones más generales y organizadas en las que cree 'el hombre de la calle', representan, desde el punto de vista n-elementalista, su 'saber inferencial', que pone en juego sus 'sentimientos', deseos, necesidades, espantos, etc. combinados de modo inseparable en reacciones vivas con su 'intelecto'.

Creo firmemente que estas orientaciones arcaicas, troceadas, esquizofrénicas respecto a nosotros mismos, que prevalecen aún, y que son prácticamente inevitables sin una moderna ciencia del hombre, tienen una influencia etremadamente dañina para la comprensión de las potencialidades de la 'naturaleza humana'. Estos puntos de vista, heredados de la 'infancia de la humanidad' y perpetuados mediante el lenguaje, mantienen sin necesidad nuestras reacciones humanas y nuestras culturas en niveles inútilmente bajos; intentamos salirnos de ellos mediante la violencia, el homicidio, la revuelta y mediante grandes despliegues de sufrimiento masivo, mediante revoluciones y guerras. Esto contrasta fuertemente con el progreso pacífico que encontramos en la ciencia, donde somos libres de analizar nuestras hipótesis de base y donde empleamos un lenguaje de estructura apropiada.

Creo firmemente que una adecuada estructura de lenguaje resulta fundamental para que los humanos se ajusten a los niveles silenciosos de los acontecimientos, de los 'sentimientos', etc. Así, el espacio-tiempo no-elementalista de Einsten-Minkovski, al reemplazar la división newtoniana 'espacio y tiempo' separados, ha revolucionado la física. La psico-biología no-elementalista de Adolfo Meyer, al sustituir a la 'psicología' y la 'biología', marca la diferencia fundamental entre los humanos y los animales. Las formas psico-somáticas no-elementalistas, al tomar el lugar de la antigua división 'psyque' y 'soma', han trastornado la medicina y le han evitado el convertirse en una ciencia veterinaria glorificada, etc. Propongo estos ejemplos específicos para indicar el valor práctico general de las innovaciones lingüísticas estructurales, que expresan y permiten comunicar a otros las nuevas estructuras que percibimos.

Estoy profundamente convencido, tanto por consideraciones teóricas como por datos empíricos, que la nueva formulación de time-binding (históricamente la primera, que yo sepa) proyecta una inmensa claridad sobre nuestra comprensión de la 'naturaleza humana', y nos ayudará a formular nuevas perspectivas para el porvenir de los time-binders. Esta nueva definición de los humanos como time-binders, y no tan sólo como 'space-binders' entraña consecuencias benéficas inmensas en el orden científico, psico-lógico, moral, ético, a menudo perdurables y ya verificadas en miles de casos. Explica también cómo nosotros, los humanos, y sólo nosotros, hemos llegado a producir ciencias y civilizaciones, volviéndonos por necesidad inter-dependientes, y constructores de nuestros propios destinos.

Siento una profunda satisfacción al ver cómo tales nociones sobre la circularidad y la auto-reflexividad del saber humano arraigan en nuestras orientaciones y se encuentran expresadas en otros autores. En la monografía III publicada en 1942 por el Instituto de Semántica General, en mi prefacio con Mme. Kendig, escribíamos:

“Hay que señalar que en la vida humana, la auto-reflexividad tiene incluso implicaciones materiales, que comportan serias dificultades. El Profesor Cassius J. Keyser lo expresa muy bien: “Es evidente, una vez señalado el hecho, que el carácter de la historia humana, el carácter de la conducta humana y el carácter de todas nuestras instituciones humanas, dependen no sólo de lo que es el hombre, sino tanto al menos, o incluso más, de lo nosotros pensamos que es. Esto es profundamente cierto.”

El Profesor Arthur S. Eddington describe el mismo problema en estos términos: “Y, sin embargo, en cuanto a la naturaleza de las cosas, este saber no es más que una concha vacía -una forma construída con símbolos. Es un saber de forma estructural y no un saber de contenidos. A través de todo el mundo físico reina este contenido desconocido, que debe ser, seguramente, el tejido de nuestra conciencia. Esto sugiere aspectos muy profundos del mundo de la física. Y más aún, hemos descubierto que allí donde la ciencia había progresado más, el espíritu no había hecho más que volver a tomar de la naturaleza lo que el espíritu había puesto primero en la naturaleza”.

“Hemos descubierto la extraña huella de un paso sobre la ribera de lo desconocido. Hemos avanzado profundas teorías, unas después de otras, para darnos cuenta de su origen. Al final, hemos logrado reconstruir la criatura que ha dejado esa huella. ¡Cielos! Es la nuestra.”

El Dr. Alexis Carrel expresó la misma dificultad de modo diferente pero con igual acierto:

“Par progresar aún mas, el hombre debe rehacerse a sí mismo. No puede rehacerse sin sufrimiento. Pues es, a la vez, el mármol y el escultor.”

Estos mecanismos auto-reflexivos y circulares constituyen el mismo tipo de reacciones específicamente humanas que hacen posibles nuestras realizaciones como hombres. Con nuestras nuevas formulaciones, la conciencia de esta facultad especial y de sus implicaciones profundas se ha vuelto en general transmisible a todos, incluyendo a las personas sin educación y a los niños, y esta conciencia puede señalar ahora un nuevo período en nuestra evolución.

La historia, la antropología y la semántica general establecen con firmeza que la inmensa mayoría de los seres humanos vivían y viven aún en el nivel animal de la mera subsistencia, sin tener ocasión de verificar sus potencialidades. Así pues, los time-binders no son sólamente organismos biológicos, sino más bien organismos psico-biológicos , y esto implica increíbles complejidades que no sabíamos tratar hasta ahora. Las viejas nociones sobre el 'hombre' han conducido hasta el momento a una sociedad en general enferma y perpleja. No podemos, en cuato seres psico-lógicos, elegir el aislacionismo, si queremos ser time-binders constructivos, pues eso conduciría a una ciénaga de conflictos sociales.

La teoría del time-binding y los métodos extensionales de la semántica general, han sido puestos a prueba en numerosos terrenos científicos, educativos y de gestión. Incluso han sido aplicados en campos de batalla de la segunda guerra mundial, por médicos americanos, oficiales y clases de tropa, en miles de casos de 'traumas de combate' con resultados elocuentes. Hoy, se enseñan los nuevos métodos en numerosos colegios y universidades y existen grupos de estudio en todos los continentes.

Para terminar, citaré mi nuevo prólogo a la tercera edición de Science and Sanité:

“No tenemos necesidad de cegarnos con el viejo dogma que dice que 'la naturaleza humana no puede cambiarse', pues descubrimos que puede ser cambiada (si sabemos cómo hacerlo). Debemos empezar a verificar cuales son nuestras potencialidades en cuanto seres humanos, entonces abordaremos el futuro con alguna esperanza. Podemos sentirnos hermanos de Galileo, golpeando el suelo con el pie tras haber abjurado de la teoría copernicana ante la Santa Inquisición: “Eppur si muove”. La evolución de nuestro desarrollo humano puede ser retardado, pero no puede ser detenido.

Alfred KORZYBSKI
Lakeville, Connecticut, USA
Abril, 1949


1 Este artículo fue escrito, al origen, en respuesta a una invitación del Sr. Krishna Mangesh Talgeri, M.A., 26 Atul Grove, Nueva Dehli, India, como contribución al symposio titulado La fe por la cual vivo. Será publicado proximamente e incluirá contribuciones de personalidades internacionales tales como Gandhi, Nehru, Montessori, John H. Holmes, Radhakrishnan, u otros. Admito que, sin la invitación del Sr. Talgeri y la muy preciada ayuda de la Sta. Charlotte Schuchardt, por la cual soy muy agradecido, nunca hubiera yo empezado esta difícil tarea de formular ese estilo de resumen, condensado de toda una vida de estudios y experiencias que requiere uncredo.[retour]